Cuando cada cubano decide dejar atrás sus raíces y familias, como cubanos nos convertimos en migrantes permanentes en busca de nuestros sueños y metas, y con el tiempo nos volvemos extraños ante nuestras propias costumbres. Por Cuba siempre quedará el amor, la añoranza y los recuerdos que se reviven cada vez que visitamos a nuestros familiares y amigos.
¿Pero qué extrañamos de Cuba?
De Cuba extrañamos cada experiencia de nuestra infancia, que como niños cubanos, debíamos esperar cada estación del año para tomar directamente de un árbol el fruto que observábamos cómo iba creciendo en el patio de nuestra casa o del vecino.
Pero, la comida, la cocina de nuestras madres y abuelas es un sabor que fuera de Cuba es difícil encontrar y disfrutar porque los sabores son diferentes.
De Cuba extrañamos las ansias de tener que esperar al fin de año para poder disfrutar lo agitado que representa el festejo en el último día del año. Como en cada casa se cocina el típico lechón asado con congrí, yuca y ensalada y se disfruta al máximo los olores mezclados que se inhalan en cada partícula del aire de los asados en cada casa vecina.
Sí, regresar nos da energía para recargarnos, la fuerza para poder partir y el sentimiento de como si nunca nos volviéramos a alejar de nuestras costumbres y familias.
Soy cubana migrante, viviendo hace seis años en la hermosa ciudad de La Paz, Baja California Sur, México. Sin embargo, en este pedacito mexicano no existe algún rinconcito en donde se pueda recordar y disfrutar la comida criolla cubana - quiero cambiar eso.
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